Humberto Velez: La voz de Homero Simpson vivió en Tehuacán Si has seguido Los Simpson desde sus primeras temporadas, seguramente reconoces de inmediato la voz inconfundible de Homero Simpson en español latino. Durante quince temporadas, Humberto Vélez le dio vida a este entrañable personaje, convirtiéndose en una de las voces más emblemáticas de la animación en nuestro idioma y en una figura clave del doblaje en México.
Lo que recuerdo…
Corría el año 1989 y en Imevisión (hoy TV Azteca) transmitían un programa llamado Cable Window: Una ventana al cable. En él presentaban cápsulas de CNN, y en una de esas emisiones apareció un reportaje sobre una peculiar serie animada: The Simpsons. Hablaban del color amarillo de sus personajes, del humor ácido que rompía moldes y del fenómeno social que empezaba a ser en Estados Unidos. Recuerdo haber escuchado por primera vez el mítico “Eat my shorts” de Bart y haberme quedado impactado con ese estilo visual crudo y diálogos directos.
Un año más tarde, en 1990, Los Simpson llegaron oficialmente a la televisión mexicana por Canal 7, y con ellos, las voces que se convertirían en parte de la vida cotidiana de millones de hogares.
Fue entre 1996 y 1997 cuando escuché por primera vez el nombre de Humberto Vélez en Tehuacán. Un locutor local anunciaba que Humberto Vélez, la voz de Homero Simpson, estaría presente en una conferencia por el aniversario del Colegio Benavente, del cual era exalumno. Fue entonces que descubrí que esa voz tan popular tenía raíces en nuestra ciudad.
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Humberto Vélez |
Una infancia en Tehuacán: los inicios de un sueño
Humberto Vélez nació el 30 de marzo de 1955 en Orizaba, Veracruz, pero su infancia y adolescencia transcurrieron en Tehuacán, donde vivió hasta 1970. Cursó la primaria, secundaria y preparatoria en el Colegio Benavente. Desde temprana edad mostró talento e interés por la expresión oral: participó en concursos de declamación, oratoria y teatro. Fundó grupos teatrales locales y dio sus primeros pasos en el mundo de la actuación en nuestro municipio.
Según sus propias palabras, descubrió el mundo del doblaje en 1966, a los 11 años, gracias a su tía Alicia, quien le llevaba la revista Tele-Guía. En ella leía la columna “Abismo, entre voces e imágenes”, escrita por Chucho Gallegos, donde se presentaban actores estadounidenses y sus contrapartes mexicanas de doblaje. Fue ahí donde supo que la voz de Pedro Picapiedra, por ejemplo, era interpretada por Jorge Arvizu “El Tata”, y ese descubrimiento marcó su vocación de por vida.
“Ahí descubrí que existía el doblaje. A partir de entonces me empecé a fijar en las voces y me gustó el manejo de la voz. Yo me lo explico así: fue un llamado.”
— Humberto Vélez
(Fuente: elblogdevelezyhuerta.blogspot.com)
De Tehuacán al mundo
Tras una estancia en Estados Unidos y estudios en Derecho, Humberto ingresó a la Escuela de Actuación Andrés Soler. Su debut profesional en el doblaje llegó en los años 80 con una participación en un episodio de Los Pitufos, y a partir de ahí su carrera no paró de crecer.
Aunque el papel de Homero Simpson le dio fama continental, su voz también ha dado vida a personajes como Winnie the Pooh, Lord Farquaad (Shrek), Hades (Hércules) y muchos más. Su talento ha sido objeto de reportajes internacionales con títulos como ¿Por qué los Simpson son más graciosos en español?, destacando el impacto emocional y cultural del doblaje latino.
El trabajo de Humberto no solo entretiene a México, sino que ha cruzado fronteras. Su interpretación de Homero se escucha en 21 países de habla hispana, convirtiendo lo que comenzó en Tehuacán en un fenómeno de alcance mundial.
Un cambio inesperado
En 2005, todos los actores del reparto original de Los Simpson en español fueron reemplazados por motivos contractuales. Desde entonces, Otto Balbuena interpreta a Homero en Latinoamérica, imitando curiosamente no a la voz original en inglés, sino al timbre y estilo de Vélez, muestra del impacto que su versión dejó en el público.
Presente y legado
Hoy, Humberto Vélez continúa activo en el mundo del doblaje, imparte clases en el Centro de Capacitación MVS y es una figura recurrente en convenciones de cómics, doblaje y cultura pop a nivel internacional. Recientemente fue homenajeado en Orizaba, su ciudad natal.
¿Y Tehuacán?
Tehuacán fue su hogar, el lugar donde nació su pasión por las voces, el teatro y la actuación. ¿No sería justo rendirle también un homenaje local a quien ha llevado, con talento y voz, un pedacito de nuestra ciudad al corazón de millones de personas en todo el continente?
Entrevista exclusiva de "Tehuacán de mis Recuerdos" a Humberto Vélez.
Estimado Humberto, gracias por dedicarnos un poco de tu tiempo para responder estas preguntas. Este blog es sobre memorias de Tehuacán Puebla y dentro de estas te recordamos a ti.Sabemos que naciste en Orizaba y siendo muy pequeño te mudaste con tu familia a Tehuacán. ¿En que año llegaste a vivir a Tehuacán y cuál fue tu primera impresión al llegar a esta ciudad?
Llegué a vivir a Tehuacán Puebla en 1965. Ingrese directamente al cuarto año de primaria en el colegio Benavente. Tenía 10 años de edad. Llegamos a hospedarnos en una casa de huéspedes que se llamaba Fagoaga, en lo que mis padres buscaban alguna casa en renta para poder vivir. A mis hermanos y a mí, nos gustaba mucho esa Casa Fagoaga. Éramos niños. Y nuestra primera impresión fue de felicidad.
¿Qué es lo que más recuerdas de tu paso por Tehuacán? ¿Algún acontecimiento, sabor, aroma o sitio especial?
Recuerdo muchísimas cosas de mi tránsito por Tehuacán. Pero creo que lo que más me impactó mi personalidad fue haber sido alumno del ilustre literato e historiador don Salvador Cruz Montalvo, quién fue el que me inculcó el amor por las letras, y por el arte en general. Esa pasión que él sentía por el arte, me la transmitió tan vehemente mente, y sin darse cuenta, que yo intenté abrazar el camino del arte también. Lo único que logré fue ser actor de doblaje. Nunca alcancé las alturas literarias y artísticas del ilustre don Salvador Cruz. Pero le agradezco infinitamente que me haya regalado mucho de su conocimientos. Y sobre todo, el amor por investigar, la sed de saber.
Sabemos que empezaste con tu vocación a la actuación en Tehuacán. ¿Recuerdas cuál fue la primera obra en la que participaste y en que recinto fue?
Antes de hacer la primera obra de teatro en Tehuacán, y se muchas cosas en escenarios diferentes. Participé en todos los concursos de declamación, y oratoria que se me ofrecieron. También participé en las ceremonias cívicas del H. Ayuntamiento, dando discursos, o declamando.
Forme parte y funde diversos grupos musicales de diferentes géneros, como estudiantinas, tríos y cuartetos de rock, con los cuales participé en festivales, tocadas, tardeadas, y toda clase de presentaciones relativas a ese tipo de agrupaciones.
La primera obra de teatro propiamente dicha, fue "Los Árboles Mueren de Pie", del escritor español Alejandro Casona. La presenté en el auditorio del Colegio Benavente en sus instalaciones de San Nicolás, junto a las vías del ferrocarril.
La dirección era de Lucía Gutierrez Orea, nuestra maestra de literatura, y participaban, Angélica Carmona, Carlos Cubillas, Mario Paredes, Alejandro Nasta, Elvia Betanzos Jiménez, y su servidor, entre otros alumnos del colegio.
¿Sigues teniendo vínculos con gente de la ciudad? ¿Sueles visitarla? ¿Cuáles son los principales cambios que has visto en tus últimas visitas?
He regresado muy pocas veces a Tehuacán después de qué me fui en 1970.
El cambio que más me impresiona, es el que gustosamente sufrió la zona arqueológica que nosotros llamábamos Tehuacán viejo.
En mis tiempos no tenía un cercado siquiera, y cualquiera pasaba, y encontrábamos guijarros, animales petrificados, y toda clase de testimonios históricos, a flor de tierra.
Me da gusto que hoy esa zona esté protegida.
Has viajado a muchísimos países, tu talento y voz es reconocido por generaciones en muchas partes del mundo. ¿Te imaginaste alguna vez que ese niño que llegó a Tehuacán llegaría a alcanzar lo que has conseguido ?
No creo que nadie pueda imaginarse el alcance que una profesión como la mía puede tener. Creo que ni siquiera hoy puedo comprender semejante cosa. Algunas personas han tratado de explicarme eso, pero una de dos, o no entiendo por falta de agudeza mental, o simplemente no quiero entender.
Pero cuando tenía 11 años y allá en mi casa de la calle de la cálle de Daniel González número 40 B, en mi querida ciudad de Tehuacán cuando exclamé por primera vez al ver la fotografía de don Jorge Arvizu junto a la de Pedro Picapiedra en un Teleguía: ¡Eso es lo que quiero ser cuando sea grande, yo quiero ser la voz de un personaje famoso! Muy lejos estaba de saber que ese deseo se me iba cumplir tan sobradamente. Jejejejejejejeje. Hay que tener mucho cuidado con lo que se desea. Algunas veces los deseos se cumplen.
Humberto, gracias por esta breve entrevista, te deseo la mejor de las suertes. Y espero que no sea la última ocasión en la que podamos hablar.
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