Desde que era niño, solía escuchar historias sobre una red de túneles ocultos bajo el centro de Tehuacán. Decían que conectaban los antiguos conventos de El Carmen, la Catedral, San Francisco y El Calvario.
Algunas personas aseguraban que esos túneles realmente existían. Decían haber descendido a ellos y encontrado vestigios de otras épocas e incluso restos óseos. Pero para mí, no eran más que relatos ajenos, envueltos en misterio.
En 1994, cuando el Parque Ecológico apenas comenzaba su transformación —tras haber sido la sede del 57 Batallón de Infantería, que posteriormente se trasladó a la actual zona militar II—, ya era posible recorrerlo, aunque todavía estaba en una fase muy inicial de adaptación.
Un día, al salir de clases, pasamos cerca de la zona que aparece en la fotografía. Aún no existían los arcos que hoy sostienen la estructura; en su lugar, había un enorme agujero de considerable profundidad. Era un hoyo de forma cuadrada, y en sus paredes laterales se podían distinguir claramente dos accesos tapiados a lo que parecían ser túneles. Estos accesos tenían una forma de óvalo truncado, un diseño estructural que permite soportar mejor el peso y evitar derrumbes.
Pocos días después de aquel hallazgo, el agujero fue tapado y el lugar quedó con el aspecto que conserva hasta hoy.
¿Tú conoces más sobre este tema? ¿Tienes alguna historia que te gustaría compartir?
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