Festivales de Graduación del Centro Escolar 80s y 90s
El final de cada ciclo escolar siempre deja huella. Es uno de esos momentos que se graban en la memoria, sobre todo cuando estás en pleno proceso formativo.
No sé si ya lo había comentado en este blog, pero soy exalumno del Centro Escolar Presidente Venustiano Carranza de Tehuacán, el tercero que se fundó en Puebla como parte del proyecto del gobernador Rafael Ávila Camacho de crear un sistema educativo que integrara en un mismo espacio todas las etapas formativas.
El Centro Escolar da para muchos posts, pero aprovechando que estamos en época de clausuras, quiero hablar de los Festivales de Graduación.
Yo estudié en el CEPVC desde 1984 hasta 1999: kínder, primaria, secundaria y preparatoria. Muchos de mis familiares también pasaron por sus aulas, así que estas historias las tengo bien grabadas.
Este es el primer post de una serie dedicada a mis años dentro del Centro Escolar.
La ceremonia de clausura de curso escolar
Lo primero que recuerdo es que la ceremonia se dividía en dos partes: una académica y otra artística.
En la primera, los egresados de cada nivel recibían su diploma. En la segunda, los alumnos —especialmente de secundaria— presentaban una actuación artística que llevaba meses de preparación.
Todo ocurría en el Patio Monumental.
Ahí se montaba un pódium donde se colocaban las autoridades: a veces venía el alcalde, representantes de la SEP y, claro, los directivos de cada nivel. Ellos entregaban los diplomas a los egresados. Las sillas se acomodaban en forma de U. Al frente, los alumnos; atrás, los papás y padrinos.
Todo comenzaba con saludos protocolarios (honores a la bandera, creo que sí había) y luego desfilaban los egresados: jardín de niños, primaria, secundaria, bachillerato y carreras técnicas.
Desfilaban al ritmo de alguna música solemne, con las manos atrás, paso firme, ubicándose en sus lugares. Todos con uniforme, excepto los de prepa: los hombres iban de traje y corbata, y las mujeres de blanco.
La entrega de diplomas era en bloques por grupo: A, B, C…
Después hablaba el padrino de generación y venía la entrega de la Medalla Rotaria: un reconocimiento que otorgaba el Club Rotario al alumno con mejor promedio, con la oportunidad de estudiar un año fuera del país.
Y luego... el festival artístico.
Los que actuaban y se graduaban, dejaban su lugar en el público para salir a escena. Al final, aplausos, abrazos, lágrimas. Una montaña rusa emocional.
Los preparativos
Los que más participaban eran los de secundaria. Si no me falla la memoria, el profe Diego de danza era pieza clave. Mis hermanas participaban activamente en los festivales.
Ahora pasados los años y que parte de mi trabajo es la organización y producción de eventos, puedo ver a toro pasado, todo el trabajo que implicaban estas producciones:
1. Tema
Se elegía una temática central. De las que recuerdo:
- La historia de Popocatépetl e Iztaccíhuatl (1984)
- Grandes producciones de Hollywood (1991 y 1994)
- Blanca Nieves y los siete gigantes
- Baila Conmigo (inspirado en el rock de los 60s) (1992)
- El circo (1993)
2. Guión y coreografías
Se preparaba una historia, con vestuario, decorado y música. Las coreografías se ensayaban en las canchas por las tardes.
Los ensayos eran a puertas abiertas. Veíamos las piezas sueltas, sin guión, y solo el día del evento entendíamos todo.
3. Vestuario
La mayoría de las veces era hecho por las propias familias. Nos daban una instrucción sencilla para el vestuario. A veces, bastaba con una fotocopia como referencia. Recuerdo que para las actuaciones dedicadas a los volcanes, a mi hermana le dieron una fotocopia en blanco y negro de un vestido indígena... y con eso como base se hizo todo un traje.
4. Escenografía
Se construía todo: desde pirámides hasta castillos. Eran producciones de verdad. Me quedé muy impactado y aún recuerdo como se construyeron pirámides para las representaciones que requerían esa ambientación.
5. Sonido e iluminación
Uno de los grandes retos de los festivales era lograr que el sonido llegara a todo el Patio Monumental. Se colocaban altavoces estratégicamente, se grababan los diálogos y se montaba un sistema básico de luces para acompañar las escenas. Todo con los recursos limitados de aquellos años, pero con mucha creatividad y entrega.
Algo que siempre agradeceré al Centro Escolar fue haber aprendido, gracias al profesor Jesús Pérez Carrillo, a sonorizar eventos. Cada lunes yo era el encargado de montar el sonido para los honores a la bandera. Y en cada acto importante, me buscaban para reforzar el equipo y mejorar la audición.
El día de mi graduación de secundaria, la megafonía falló justo en la mitad evento, es decir en la entrega de diplomas. El equipo de audio estaba montado junto al presidium. Me levanté de mi asiento y caminé hacia allá. Apenas me vio, el director Sánchez Vidal me soltó, sin rodeos: “¡Arréglalo!”
Era un fallo de potencia. El equipo no respondía. Cambié cables, revisé conexiones, y en eso llegó mi compañero Omar, que solía ayudarme en estas faenas. Instalamos un par de altavoces junto al presidium, hicimos algunas pruebas rápidas... y logramos que el sonido regresara justo a tiempo.
Fue una de esas anécdotas que se quedan para siempre. No solo por el susto, sino por la satisfacción de haber resuelto algo importante en un día tan simbólico.
Momentos épicos que recuerdo
Popocatépetl e Iztaccíhuatl (1984)
Inolvidable. La historia de amor entre el guerrero y la princesa terminó con una escena donde la protagonista era sacrificada. Había un pequeño altar azteca al centro del patio. Un sacerdote azteca ofrecía una daga de obsidiana a los cuatro puntos cardinales y… le arrancaba el corazón. En vivo.
Sí, con un corazón real de vaca escondido bajo un vestido de tul azul. Hubo gritos, gente que se desmayó, ropa ensangrentada. Fue brutal.
Recuerdo también las luchas que se representaban entre guerreros. Parecían sacadas de una película. Al final, Popocatépetl regresaba encontraba a su amada muerta y subía en brazos hasta arriba de la pirámide. ¡Memorable!
Grandes producciones de Hollywood (1991)
Llovió tanto que los diplomas se entregaron en los pasillos de prepa, sin padres, solo alumnos y directores.
Aun así, se hizo el festival. Hubo escenas de:
- Jesucristo Super Star
- Rocky
- A Chorus Line
- Batman
- Dick Tracy
Mi hermana mediana salió en casi todos los números. A pesar de la lluvia, lo dieron todo.
En la escena de Batman, (Interpretado por Héctor Ariel) el héroe peleaba contra unos ladrones que en la vida real eran expertos en taekwondo a quienes, evidentemente Batman derrotaba. Tras derrotarlos, llegaba el Batimóvil... pero casi atropellan a uno de los “villanos” que seguía tirado en el piso.
En Dick Tracy, fue ambientado en los 50s, con persecuciones, coches antiguos y todo. Un niño (The Kid) huía de unos maleantes hasta que Dick Tracy (René Fuentes) lo salvaba disparando una metralleta (ficticia, claro). Lo tengo muy grabado en la memoria.
Blanca Nieves y los siete gigantes
Según dijeron, era una adaptación derusa del cuento de Blanca Nieves. Se eligió a una chica bajita para hacer Blanca Nieves. Y a los compañeros más altos para hacer de los gigantes. La narración del cuento que había sido grabada se dañó a mitad de la representación y el profe Ismael tuvo que leer el guión en vivo hasta que se pudo recuperar la grabación.
Festival del rock de los 60s
Inspirado en la telenovela Baila Conmigo que estaba bastante de moda. La novela era protagonizaba por Eduardo Capetillo, Bibi Gaytan y Paulina Rubio. Y puso de moda a toda la música y vestimenta de esa época. Y para el festival, invitaron a tocar en vivo a un grupo versátil —creo que fue Casino Estelar—. Todo ambientado con ropas, peinados y música de época.
El circo: mi festival de despedida de la primaria 1993
Este festival lo guardo con especial cariño porque coincidió con mi salida de la primaria. Desde días antes, el ambiente en el Centro Escolar era de pura expectativa. Empezaron a aparecer carteles por todos lados que anunciaban que "muy pronto llegaría el circo al Centro Escolar". Decían que habría acróbatas, y aunque sabíamos que no era un circo real, todos estábamos intrigados por lo que se estaba preparando.
Durante esa semana, veíamos los ensayos desde lejos y cómo poco a poco montaban la escenografía en el Patio Monumental. Todo estaba ambientado como una carpa de circo. Invitaron a Rubén Valerio para ser el maestro de ceremonias, con todo su estilo y energía, y también trajeron a un par de payasos —no recuerdo sus nombres— que hicieron varios gags cómicos sobre la pista improvisada. Incluso hubo un pequeño acto de magia que sorprendió a varios.
El día del festival, la pista del "circo" se cubrió con aserrín de colores, como en los circos de verdad. Cuando llegó el turno de los acróbatas, la emoción era total. Eran compañeros de secundaria que llevaban semanas entrenando. Las piruetas las hacían desde un trampolín olímpico, y caían sobre un gran tonel metálico, de esos que antes usaban para gasolina (tranquilos, estaba vacío). El número final era lo más espectacular: saltaban a través de un aro envuelto en llamas.
Pero hubo un problema serio. El aserrín, aunque muy vistoso, hacía que el suelo resbalara. En los primeros intentos notamos que algunos acróbatas perdían el equilibrio. Era evidente que había un riesgo real de que alguien se cayera o saliera quemado.
Cuando se dieron cuenta de que el aserrín estaba provocando los resbalones, el profesor Diego —siempre al pie del cañón— entró en acción. Con un trapo en mano, empezó a limpiar el área justo antes del aro de fuego. Y todos, literalmente todos los que estábamos ahí, cruzábamos los dedos, rezábamos en silencio, deseando que nada saliera mal.
Finalmente, uno a uno, los chicos fueron ejecutando el salto final. Todos lo lograron. No hubo accidentes, ni quemaduras, ni tropiezos. Fue una hazaña digna de circo y un momento que, hasta hoy, me emociona recordar.
Más superproducciones (1994)
En otro año, se presentó Batman Returns. Héctor Ariel volvió a ser Batman y entró por una tirolesa… que se atascó el profesor Diego llegó al rescate para ayudarlo a bajar y así pelear con la gatúbela.
Hubo un número de “gatúbelas” bailando. También recuerdo El mago de Oz, Moonwalker de Michael Jackson y otros más que ya se me escapan.
Para el Mago de Oz habían pedido que alguien prestara un perro para que saliera con Doroty. Y llevé a mi perrita Crazy a los ensayos, pero se asustó al ver a los actores. Y se asustó. Y no se quedó con el papel de Toto.
Mi graduación de la preparatoria (1999)
El día previsto llovió tanto que movieron la ceremonia al día siguiente. El festival era sobre la música a través del tiempo. Recuerdo bailables de Timbiriche.
Tuve el honor de componer, grabar y cantar la canción de despedida en el momento en el que se daba un reconocimiento a los alumnos que habían cursado toda la formación básica desde infantil hasta bachiller.
Epílogo
Sé que hubo muchos más festivales. Aquí me he centrado solo en los que más me marcaron.
Como siempre digo: en este blog solo escribo mis memorias. Puede haber imprecisiones, pero si logré transportarte a esa época, entonces valió la pena.
Más de 40 años después de aquel primer festival que recuerdo, vuelvo la vista atrás y me doy cuenta de lo afortunado que fui. No solo por haber vivido esos momentos, sino por haber formado parte de una comunidad educativa que nos enseñó a soñar en grande, a trabajar en equipo, a improvisar cuando todo fallaba… y a hacer magia con lo que teníamos.
Gracias, Centro Escolar. Fuiste escenario, escuela y hogar. Y siempre lo serás.
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