A finales de los años 80, la legendaria Carrera Panamericana volvió a celebrarse en México. Esta competencia de automóviles clásicos recorría el país de sur a norte, desde Tuxtla Gutiérrez hasta Ciudad Juárez, haciendo escala en diversas ciudades, entre ellas, Tehuacán.
La carrera atrajo a pilotos de todo el mundo, incluyendo a miembros del icónico grupo británico Pink Floyd.
Pero antes de adentrarnos en esa curiosa anécdota, vale la pena recordar cómo se vivió en Tehuacán el entusiasmo que generó el regreso de la Carrera Panamericana en aquellos años.
Promoción en Tehuacán
En 1988, la Carrera Panamericana resurgió tras casi 30 años de ausencia. Originalmente celebrada en los años 50, su retorno fue toda una novedad para los habitantes de Tehuacán, quienes por primera vez podrían admirar de cerca aquellos potentes bólidos y a sus intrépidos pilotos provenientes de todos los rincones del mundo.
La ciudad se llenó de carteles anunciando la fecha en que la carrera pasaría por nuestras calles. Los autos entrarían por la carretera federal Tehuacán–Huajuapan, muy cerca de donde yo vivía. Llegado el día, fui con un amigo y su madre a presenciar el paso de los vehículos. La ciudad estaba prácticamente paralizada; el único sonido que se oía era el rugir de los motores y los aplausos entusiastas de la multitud al ver pasar cada automóvil.
En el centro se organizó una gran fiesta con una impresionante cobertura mediática y una logística pocas veces vista en la ciudad. La recepción fue tan destacada que incluso tuvo eco a nivel nacional. En el programa de televisión "Más Automovilismo", transmitido por Imevisión, se mencionaba con frecuencia a Tehuacán como la mejor anfitriona de toda la carrera. Gracias a este reconocimiento, en 1992 Tehuacán fue declarada Ciudad Panamericana.
Competidores Locales
Durante los primeros años del regreso de la carrera, solía ir con amigos y familiares a ver pasar los coches. Entre los competidores había talento local: Gerardo Mendoza y Javier Díaz, dos pilotos tehuacaneros que participaron en varias ediciones. Conocíamos a Gerardo, y cada vez que pasaba su coche lo vitoreábamos al grito de: “¡Gerardo! ¡Gerardo!”.
En 1992, ambos pilotos representaron orgullosamente a Tehuacán en la competencia.
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Salida del coche de los pilotos tehuacaneros: Javier Diaz y Gerardo Mendoza en 1992. |
El Efecto Panamericano
La edición de 1988 dejó una huella duradera en la ciudad. A partir de entonces, comenzaron a circular nuevamente autos clásicos, algo que hasta ese momento era poco común en Tehuacán.
Recuerdo especialmente dos casos. Mi tío abuelo tenía una vieja camioneta Studebaker que vendió a unos entusiastas que la restauraron por completo. Quedó hermosa.
Mi padre, por su parte, compró un Ford Fairlane 1959 prácticamente destrozado. Lo restauramos entre hojalatería, pintura y tapicería. Recorríamos desguaces en busca de piezas, y tras varios meses de trabajo quedó listo para rodar. Era una verdadera joya.
Así como nosotros, muchas otras personas comenzaron a restaurar y circular autos antiguos por la ciudad. Sin duda, fue el inicio del efecto panamericano.
Pink Floyd en Tehuacán
La fama de la Carrera Panamericana atrajo, en 1991, a David Gilmour y Nick Mason, guitarrista y baterista del legendario grupo Pink Floyd, quienes decidieron participar en esta aventura automovilística.
No solo compitieron, sino que también produjeron un documental titulado “La Carrera Panamericana”, el cual fue transmitido por la BBC a finales de ese mismo año y posteriormente lanzado en formato VHS.
En el minuto 18 del documental pueden reconocerse algunos edificios emblemáticos de Tehuacán, como Almacenes 5-10-15, Zapaterías 3 Hermanos, Mueble Hogar, el Cine Reforma y el Hotel México.
Como detalle curioso, mientras los competidores ingresan a la ciudad, se escucha a la Banda de Guerra y al contingente de Panderos del Centro Escolar Presidente Venustiano Carranza.
Uno de los integrantes de Pink Floyd, al llegar a Tehuacán, comenta en la narración:
“Estos pueblos son muy hermosos, les encantan los coches. Nos reciben como gladiadores, como héroes”.
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Coche con el participó Pink Floyd en la Carrera Panamericana. |
Epílogo
El regreso de la Carrera Panamericana no solo trajo velocidad y adrenalina a las calles de Tehuacán, sino que encendió una chispa cultural y emocional en sus habitantes. Fue un acontecimiento que marcó a toda una generación, dejó anécdotas imborrables y transformó para siempre la forma en que la ciudad ve y vive el automovilismo clásico.
El documental completo se puede visualizar en el siguiente enlace.
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